18/01/10

“Look at me, Look at me I am changing"

Las formas de conocimiento han cambiado y van a cambiar todavía más en esta sociedad que desarrolla “las industrias del conocimiento”. Hablamos de “industrias” porqué la escuela como los medios de comunicación tienen que trabajar sinérgicamente: lo que se aprende en la escuela puede ayudar a comprender los medios, y viceversa.
Los historiadores y los filósofos han demostrado con la escritura a mano y con la tipografía: no han dejado morirse el saber, como alguien temían, sino que cambiaron la relación con el saber, las modalidades y la transmisión. L. Cuban (1986) en su obra Teachers and Machines identificó que existe un patrón o modelo que reiteradamente se repite cuando se pretende incorporar a la enseñanza un medio o tecnología novedosa.

Sucedió con la aparición de la radio, en cine, la televisión, el vídeo. Las teorías del aprendizaje concuerdan hoy en día en sustituir el paradigma de la “transmisión” de conocimientos y valores” con lo de la “mediación” como modelo de apropiación del conocimiento. El pedagogo Freinet habla del “learning by doing” y las teoría pedagógicas, la de Piaget, Vygotsky, y más recientemente Bruner, promocionan una idea de aprendizaje como “construcción del sentido”. Los medios desvelas su esencia cuando los usuarios no se aíslan, mas bien dialogan, comentan, evalúan los mensajes, hasta llegar a la reconstrucción de sus procesos. Las Tic tienen que contaminar el sistema didáctico en general. Tenemos que pensar en nuevas estrategias de introducción de las nuevas tecnologías al aula, siempre que tengamos en cuenta la necesidad previa de alfabetizar profesores. Uno de los principales problemas detectados respecto al uso de nuevas herramientas en la docencia es la falta de confianza y de capacidad en el uso de las Tics por parte de los adultos. A la escuela y los profesores cuesta entender y aceptar que las modalidades de apropiación de saberes y valores, de bajo de la influenza de las trasformaciones culturales que traen las nuevas tecnologías.
El proceso actual camina hacia el logro que la tecnología entre en las aulas y que le profesorado desarrolle actividades de docencia y de evaluación con las mismas. Una cosa es la dotación de infraestructuras y recursos, pero otra distinta es que el uso de las nuevas tecnologías lleve unas innovaciones de sentido y una mejora de la calidad de los procesos de enseñanza. Lograr esta meta es un proceso complejo sometido a diferentes tensiones políticas y económicas.
Esto requiere un cambio de aptitud hasta en la relación docente-alumno. Al igual el rol del docente cambia en un entorno rico en TIC, el profesor deja de ser la fuente de todo conocimiento y pasa a ser más bien un guía de los alumnos, facilitándoles el uso de los recursos y las herramientas que necesitan para elaborar nuevos conocimientos. También una “revolución copernicana” la hace el alumno más implicado activamente en el proceso de aprendizaje, promoviendo su flexibilidad para entrar en un mundo laborar que demandará formación a lo largo de toda la vida, y las competencias necesarias para este proceso. Este constantemente protagoniza conscientemente su recorrido de aprendizaje con un lenguaje que reconoce come propio y que, al mismo tiempo, va críticamente desarrollando.
Los medios tienen que ser entendidos como parte de los textos que se utilizan en el aula, como estrategia de comunicación participativa que tienen su fundamento en paradigma educativos constructivistas. De esa forma los alumnos pueden deconstruir y construir mensajes y entender el proceso de producción desde diferentes perspectivas: social, estética, política.
No hablamos entonces de un curriculum especifico, esto creemos favorezca una lógica de separación y de categorización de los saberes, perteneciente a un antiguo modelo, hoy en día superado.

Según Pèrez Tornero:

A la educación de nuestro tiempo le toca incorporar a sus prácticas y a sus teorías este nuevo concepto de competencia. Si reducimos el concepto de competencia al lenguaje verbal y escrito, dejaremos de prestar atención a los cambios más substanciales de nuestra época.


Las nuevas tecnologías permiten espacios de creación colaborativa y la elaboración común de material que queda como material para la evaluación y además permite al docente un análisis del proceso de construcción del saber, construyendo un entorno educativo más coherente y en sinergia con el exterior.