17/04/10

!Te lo juro por Snoopy...o sea!


El lenguaje no solo sirve para comunicar sino que también distingue a los sujetos. Un "yo me distingo" por hablar como hablo rige las diferencias entre los sectores de una sociedad: escritores, docentes, políticos, periodistas, y también gente del común. Los grupos entonces se definen por el lenguaje que hablan y por medio de ese lenguaje marcan su pertenencia, su relación interna y su interacción con otros grupos. Allí, en la fuerza ejercida por medio del lenguaje para comunicarse pero también para distinguirse de otros, está el poder simbólico.
En El lenguaje de los jóvenes Rodríguez Félix habla de cómo en la época de los sesenta del siglo XX, caracterizada por un grande desarrollo económico y significativos cambio sociológicos, la juventud pasó a considerarse una nueva clase social, que tomó conciencia de sí misma y de su propio poder, de hecho en estos años la contestación estudiantil dio vida y voz a esta oposición ante el despotismo de las autoridades sociales y políticas.
Lo más destacado y característico de los jóvenes de los sesenta fue la revolución que introdujeron en la esfera de las costumbres entre cuyos signos externos figuran la indumentaria extravagante, colorista y descuidada, las melenas, los pósters, los discos y la música estridente, las relaciones sexuales. Reacios a integrarse en la cultural oficial, por el rechazo de unos valores morales en los que no creían, los jóvenes desarrolaron un cultura propia, alternativa, que recibió el nombre de contracultura, que tiene por signo definitorio operar a espaldas de la cultura oficial, fuera de sus canales comerciales, esto es, en el subsuelo, lo que explica el calitificativo underground.
A finales de los años 60 la sociedad española estaba aletargada por el franquismo. Algunos jóvenes, sin embargo, espoleados por el movimiento contracultural que había puesto en jaque a la sociedad adulta de Occidente, adoptaron nuevas formas de vida al margen de las establecidas, dando origen a una actitud "underground" de marcados rasgos autóctonos. En Sevilla, por ejemplo, se creó un pequeño reducto de libertad en torno al grupo Smash, pionero de la llamada "música progresiva". A parte de unos cuantos discos memorables, el grupo sevillano dejó para posteridad un documento en el que se planteaba hacer música como algo unido indisolublemente a una visión del mundo y una forma de vida totalmente ajenas a los convencionalismos sociales de la época.
Lo primero que se ve inducida a cambiar una subcultura es el vocabulario. Así, la mayoría de los movimientos juveniles en mayor o menor medida disponen de un argot referente a temas como las drogas, el sexo y la música, que constituyen sus principales formas de evasión. En estos campos se crean palabras nuevas para viejos conceptos, o para decirlo en términos de Halliday (1978:165), se produce no sólo una “relexicalización” sino también una “sobrelexicalización”, dado que determinados conceptos clave, los más queridos o los más obsesivos, generan con frecuencia numerosos sinónimos.

El primer documento escrito en que se usó el lenguaje de los jóvenes con una voluntad claramente contracultural fue el “Manifiesto del borde” firmado en 1969 por Gonzalo & Smash, en el que la contracultura española desarollada en estos años, conocida con el nombre de Rollo, encuentra su voz.
Las hablas de grupo de carácter juvenil se caracterizan por la acepción de ciertas formas subestándar como medio de distinguirse de la lengua estándar hablada por la gente “normal”, de la misma manera que adoptan gestos, modos y modales diferentes. Si los pasotas o cualquier grupo con un espíritu contracultural configuran, a pequeña escala, una contrasociedad o antisociedad, está claro que les será necesario poseer un medio de expresión acorde, un antilenguaje que connote sus propios valores, el cual les sirve de mecanismo de defensa y al mismo tiempo de señal de identidad. Con ese propósito crean palabras nuevas, las deforman o dan nuevas acepciones a las ya existentes, o bien las toman directamente de sociolectos marginales o lenguas extranjeras. Las diferencias afectan principalmente a la morfología y al léxico, y en menor medida a la sintaxis y la fonética.
La expresión lenguaje juvenil designa los rasgos lingüisticos que se manifestan en este grupo social bien determinado, los jóvenes, que no es absolutamente homogéneo ni, por tanto, su lenguaje dado que el factor edad se cruza con otros factores de variación sociales geograficas, temporales, originando diferentes subvariedades dentro de la aparente subvariedad.
Por lo tanto debemos entender el lenguaje juvenil como una parte de un sistema de un sistema de variedades en relación con la variedad estándar y, como dice el lingúista alemán Henne, pensar que “el elnguaje Juvenil presupone al lenguaje estándar, lo transforma de manera creativa y lo vuelve esterotípico a la vez” .
En los estratos socialmente bajos su base es lo que a veces se allama “habla popular” o “habla vulgar”, la base puede ser también el habla culta, como en caso de la varidad de los “pijos”.
A lo largo de la historia, el hablante ha sentido la necesidad de proteger el contenido de su discurso bien para preservar una serie de ideas prohibidas por la autoridad. Así nacen una serie de conglomerados lingüísticos que responden al nombre de jerga. Como es obvio, hoy en día el uso de las jergas no se debe a la necesidad deprotección y se limitan a ser lenguas particulares utilizadas para definir los asuntos propios de un grupo con los mismos intereses, sin necesidad y sin intención de que permanezcan al margen el restode los hablantes.
El léxico coloquial tiene características sociolectales, dialectales de los usuarios o grupos de usuarios, y esto le otorga un carácter peculiar. En particular, lo ‘argótico’ es un conjunto de voces extendidas y generalizadas entre la comunidad, que han pasado a formar parte de la lengua general. El origen, el lugar de residencia, la clase social, la edad, la ideología -en el más amplio sentido del término- son factores que favorecen el surgimiento de idiolectos y sociolectos marcados lingüísticamente, de solidaridades sociolingüísticas que se reflejan en los intercambios comunicativos.
En su trabajo de analis de las dos series animadas emitidas por las cadenas televisivas MTV y Fox, Beavis y Butt-head y Los Simpsons, Meriño Adriana G. evidencia como a través de estos personajes ficcionales, representantes de un grupo social determinado se busca implantar ideologías, actitudes y creencias, jugando así un papel en la construcción social de la realidad. Por eso toma relevancia el registro coloquial, evidenciado en ambos programas, y el común lenguaje situacional porque es funcional a las interacciones ficcionales.
Para Klaus Zimmerman de la Universidad de Bremen el argot juvenil proporciona el conocimiento de algunos aspectos como el espíritu de una comunidad que se expresa frente al mundo heredado cambiando lo que es fundamental para su suprevivencia. Las investigaciones hecha sobre el lenguaje juvenil, según Zimmerman, en los paises de habla románica siempre han partido da la perspectiva de su contraste con el habla culta, y eso es un error porque los jovenes crecen cadauno en sus grupos sociales respectivos. El fenomeno de las variedades juveniles tiene que determinarse por cuatro dimensiones: oralidad, edad, marginalidad/no marginalidad y funcionalidad. Como expresión de lenguaje hablado, creado en situaciones de la cultura oral, las variedades juveniles llevan todas las caracteristicas del lenguaje hablado. Si los jóvenes son miembros de grupos marginados, llevan las características de la variedad respectiva.
En el trabajo ¡Esto no es Hawaii qué guay!, Gallén Galiñanes Marta da brevemente las características más importantes del lenguaje y del modo de hablar de un subgrupo, el de los jóvenes que pertenecen a la clase social “superior” que ostenta el poder, sea este político o económico, es decir, la de los “pijos”. El pijo es un joven de familia “bien”; se distingue por su modo costoso de vestir, por su tren de vida y por sus relaciones, limitadas, fundamentalmente, a su amistad con otros pijos; es, en definitiva, una persona “que ostenta de forma afectada una buena posición social y económica”.
Este subgrupo es facilmente reconocible por sus rasgos y la obstentación de valores efimeros. Sin duda el lengyaje ha sido siempre el aspecto que ha siempre alimentado la creación del esterotipo y la identificación de un registro lingüistico y paralinguistico propio...te lo juro por Snoopy!
La facil identificación de estos elementos y el pertenecer a especificos códigos semióticos señan una identidad bien puntual y demonstración de esto es que estos recursos son fundamentales para la publicidad que conforma la imagen del estereotipo juvenil en este sentido, para lograr la identificación.